
Una casa en Alella.
Esta casa tiene una relación especial con el jardín que le envuelta. El frondoso entorno se deja observar desde un sobrio, pero cálido interior. Y en este interior, el mobiliario de cocina
juega un papel importante para conseguir aquel equilibrio.


Granito, madera, negro.
La limitación a tres materiales básicos y su cromática harmónica en los muebles de cocina hacen de esta cocina un polo de tranquilidad en medio de la abundancia botánica. Las líneas sencillas y rectas de las cocinas modernas confluyen con la calidez de las cocinas de madera.

El amplio espacio invita a una solución de cocinas con isla , que se integra y se accede desde todos lados.
La mesa de cocina del centro sirve como punto de encuentro, centro de trabajo, envuelto por una distribución propia de las cocinas en L.

Los colores y materiales de los módulos de cocina se repiten en el espacio.


Compenetración de exterior e interior.
En un delicado trabajo de limitación y abertura, el arquitecto conseguió que el jardín esté muy presente en un interior fresco y claro.

Visto desde fuera a cambio, la naturaleza del Maresma envuelve unas geometrias rectas que guardan aquel interior tranquilo y acogedor.
Arquitectura: Daniel Tigges
fotos: Daniel Tigges, Oliver Bals
mobiliario de cocina: Schueller C
Granito: Tikal de Lithosfera